Huelga #24N: paralizando el 3+2



¿Qué quiere decir 3+2? Lo que quiere decir es que se rebajan un año los estudios de grado y se aumenta uno los de máster. De esta manera, lo que supone es el encarecimiento de los másteres ya que se multiplicará su precio, como mínimo, por dos. De ahí que el estudiantado que no pueda asumir esos costes tendrá que pedir “hipotecas de estudio” o no poder cursarlos, teniendo más complicada la salida al mercado laboral ya que no tiene el necesario grado de especialización. Esto se debe a que como se bajan los años de grado a tres, supone una bajada de contenidos que deben ser suplidos con el máster. El Ministerio se apoya para su implantación en que este modelo es hegemónico en toda Europa. Sin embargo, esto es totalmente falso. Ocho países europeos tiene en su totalidad el “Modelo 4+1”, y en lo que predomina el 3+2 no lo hace absolutamente, sino que lo combina con carreras de grados de cuatro años. Por otro lado, la duración del máster también es dispar. Depende de cada país, de hecho el Estado español tiene un porcentaje ligeramente inferior al 20% en los estudios de máster con más de 60 e incluso 90 créditos.

Por todo ello, decimos NO al “Modelo 3+2” y para poder decirlo con fuerza es necesario construir un movimiento estudiantil fuerte, unido y trasformador.

El trabajo digno para las mujeres es igualdad!


Este 8 de marzo respondemos en las calles porque desde la UJCE y el PCE entendemos que no puede haber paz social sin una salida social de la crisis, no puede haber salida social de la crisis sin el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Por eso, creemos imprescindible el empoderamiento y la incorporación de las mujeres en la movilización para construir la alternativa anticapitalista y antipatriarcal que las mujeres necesitamos.

Sin la incorporación de las mujeres no va a ser posible avanzar hacia la ruptura democrática por un nuevo modelo de país que se construya sobre los cimientos de la igualdad, en un nuevo escenario de relaciones de poder entre hombres y mujeres.

Entendemos que un proceso revolucionario y de cambio no podrá darse sin contar con el 51% de la población. Por ello es fundamental la paridad en los espacios de decisión, porque sin las mujeres en este proceso y sin el feminismo no habrá revolución real.

Desde el PCE y la UJCE insistimos en que la paridad debe contemplarse como una línea roja intransferible para toda la izquierda transformadora en tanto que su ausencia no puede ni debe justificarse tras un orden de prioridades.

La emancipación y la libertad de las mujeres están en juego. En donde las políticas de la Troika presionan constantemente a los gobiernos para que se rebajen los salarios y las condiciones de trabajo, ocasionando el incremento progresivo de la desigualdad salarial entre mujeres y hombres.

Hoy las mujeres trabajadoras vivimos situaciones de extrema precariedad laboral, la mayoría conformamos el último eslabón de la cadena, sufriendo la sobreexplotación en condiciones infrahumanas y cada vez más desprotegidas de los abusos empresariales.

La tasa de ocupación de las mujeres en España es del 50,3%, 9 puntos por debajo de la de los hombres. Con el añadido de que el 25,3% de las mujeres es a tiempo parcial, mientras que el de los hombres representa el 7,8% (Eurostat). Es una forma más de discriminación indirecta.

La media del salario de las mujeres supone en el sector privado el 19,3% del salario de los hombres y en el sector público el 10,1% (Eurostat), sigue aumentando la diferencia. A todo esto la ocupación femenina corresponde al 68% de la población asalariada con ingresos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional.

No es casual tampoco de que los sectores de actividad donde se gana menos y hay mayor brecha salarial, son generalmente sectores feminizados.

En España aún existen convenios colectivos que continúan discriminando a las mujeres, por el escaso control de complementos retributivos que ayudan a aumentar la brecha salarial y porque todavía se admiten categorías en femenino.

Según datos de la EPA, un 20% de mujeres pertenecientes a la población inactiva afirma haber renunciado al trabajo remunerado por cuestiones familiares.

Por todo ello, porque las mujeres queremos un trabajo digno vamos a responder el 8 de marzo en las calles para exigir nuestros derechos, porque queremos que a trabajo de igual valor, igual remuneración. Porque queremos el reparto del trabajo: Porque queremos más empleo público de calidad, en sanidad, educación y dependencia. Porque queremos igualar los permisos de maternidad y paternidad y porque queremos acabar con la economía sumergida. Porque queremos ser libres y vivir en igualdad. Porque la falta de trabajo digno no sea el yugo que esclavice a las mujeres, que las haga más vulnerables ante la violencia machista y en su forma más extrema la prostitución.

Por todo ello exigimos leyes que garanticen la creación de trabajo digno para las mujeres.


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